¿De qué se trata @EstadoEdita?

El pasado 8 de julio, el comediante británico Tom Scott (famoso por sus iniciativas digitales en torno a sitios gubernamentales) creó una cuenta de Twitter (@parliamentedits) que generaba un tuiteo automático cada vez que alguien editara una entrada de Wikipedia desde un computador en el Parlamento británico. El sistema que ocupó fue simple, pero a le vez algo limitado. Conectó Wikipedia y Twitter usando el servicio IFTTT. Un par de días después, el 11 de julio, un especialista en temas digitales de la Biblioteca del Congreso de EE.UU., Ed Summers, mejoró el diseño, permitiendo incorporar más de una dirección IP y subió el código a GitHub. Con eso, partió @congressedits.

El 12 de julio, ya habían varias cuentas que hacían lo mismo en otros países, como Australia, Irlanda y Francia. La oportunidad estaba ahí, sólo faltaba un poco de trabajo para expandirlo a Chile. En un simple tuit, le presenté la idea a Álvaro Graves (debo admitir que hubo algo de morbo por saber cuánto se demoraba en prender con la idea), quién lleva un par de años dedicado a Open Data de gobiernos. Su respuesta fue rápida y nos pusimos en marcha. Con eso en mente, nació @CongresoEdita, que después de conseguir las IPs del gobierno, pasó a ser @EstadoEdita.

La idea es simple: si alguien conectado a internet a través de las direcciones IP del gobierno o el congreso, y decide hacer algún cambio en Wikipedia, eso va a quedar registrado y se genera un tuit automático en @EstadoEdita. El tuit tiene el link al artículo.

Ok, pero ¿para qué?

Buena pregunta. Por ahora, simplemente como un ejercicio de transparencia y control, además de un poco de voyerismo. No hay nada de malo si un funcionario de gobierno decide corregir algunas palabras en italiano del artículo sobre una ópera. Al contrario, es bien interesante poder observar estos comportamientos. Lo que sí es importa es comprender que la tecnología puede ser usada para observar de manera más cercana lo que realizan quienes están en oficinas públicas. Además, hace presente que lo que hacemos online no es secreto ni privado (si no me creen, pregúntenle al NSA).

Tal como lo plantea Summers, espero que este ejercicio sea un punto de partida, una pequeña contribución al trabajo que otros, de forma mucho más sistemática, han hecho por abrir el acceso a la información en Chile.

Si tienen dudas, quejas, comentarios, caritas felices, etc., quedan invitados a ponerlas en los comentarios.